La Artritis Reumatoide se puede diagnosticar hoy en día con diversos estudios de los componentes de la sangre y de la estructura ósea.
Anticuerpos antinucleares (ANA):
Mide los niveles de anticuerpos en la sangre, que con frecuencia tienen las personas con enfermedad reumática.
Cuenta de leucocitos (WBC):
Mide el número de glóbulos blancos de la sangre, si el nivel es bajo podría indicar trazas de alguna enfermedad reumática.
Densitometría ósea (DEXA):
Mide la densidad mineral ósea.
Velocidad de sedimentación globular (ESR):
Medición de la rapidez con que los glóbulos rojos caen en el fondo de un tubo de ensayo. Cuando hay hinchazón e inflamación, las proteínas de la sangre se agrupan y pesan más de lo normal dificultando la caida.
Factor reumatoide:
Detecta el factor reumatoide en la sangre, anticuerpo presente en la sangre de la mayoría de personas que sufren Artritis Reumatoide u otras enfermedades reumáticas.
Artrocentesis (aspiración articular):
Analiza una muestra de líquido sinovial de una articulación.
Biometría Hemática Completa (CBC):
Mide el número de glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas; un número bajo de estos se asocia con algunas enfermedades reumáticas.
Hematocrito (PCV):
Mide el número de glóbulos rojos en una muestra de sangre. Las concentraciones bajas de glóbulos rojos son frecuentes en las personas con artritis inflamatoria y enfermedades reumáticas.
Rayos X:
Registra imágenes de huesos y órganos internos.