Se asocia el Omega 3 con un menor riesgo de padecer Artritis Reumatoidea

Recientes estudios han  desmostrado que las mujeres con una base alimenticia rica en ácidos grasos omega 3, derivados generalmente del pescado son menos propensas a desarrollar Artritis Reumatoide que las mujeres que carecen de este tipo de pescado en su dieta semanal.
En este estudio realizado en Estocolmo (Suecia), un equipo de investigadores entrevistó a un grupo de mujeres y ha observado que durante más de siete años, realizar un consumo prolongado de una o más raciones a la semana de algún tipo de pescado rico en Omega 3,  se han asociado directamente con una considerable reducción del riesgo de padecer Artritis Reumatoide.
Este estudio a día de hoy es el primero que atribuye el efecto protector del pescado con omega 3 en la prevención contra la Artritis Reumatoide.
La Artritis Reumatoide es una enfermedad denominada auto inmune que provoca inflamación, deformación y discapacidades articulares. Las personas que la padecen sufren de un gran riesgo de desarrollar algun tipo de enfermedad coronaria, depresión,infecciones, ansiedad  y cánceres sanguíneos, como la leucemia.
El Colegio Estadounidense de Reumatología www.rheumatology.org estima que el 0,5 por ciento de la población Estadounidense padece Artritis Reumatoide.
Las mujeres son dos y tres veces más propensas que los hombres a desarrollarla y generalmente a partir de los 50-60 años.
El equipo de investigación. liderado por Di Giuseppe siguió a unas 32.000 mujeres nacidas entre 1914 y 1948 de Estocolmo. Las mujeres informaron sobre el consumo de pescado rico en omega 3 entre 1987 y 1997.
Un consumo de aproximadamente 0,25 g diarios equivale a una porción por semana de salmón u otros pescados grasos rico en Omega 3, y equivale a 4 porciones por semana de pescado magro como el bacalao.
Durante el estudio, 205 mujeres desarrollaron Artritis Reumatoide.
Posteriormente se utilizaron registros nacionales para identificar nuevos casos de Artritis Reumatoide entre el 2003 y 2010. El equipo dividió en 5 grupos a las mujeres según la cantidad de ácidos grasos omega 3 procedentes del pescado en su dieta semanal.
Las mujeres que consumían más de 0,25 g diarios de omega 3 derivados de algún tipo de pescado entre 1987 y 1997 tenían un 52% menos riesgo de desarrollar esta enfermedad, comparandolas con las que menos ácidos grasos omega 3 de origen marino ingerían.
Resumiendo, el consumo prolongado de cualquier pescado rico en Omega 3 una vez por semana redujo un 29 por ciento el riesgo de padecer la enfermedad. Aunque  ese resultado por otro lado podría atribuirse al azar.